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Fermoselle, el sabor del vino a orillas del Duero zamorano.

05 febrero 2010
 

Como dijo Unamuno, sus casas "parecen sembradas a voleo entre peñascales". En Fermoselle, hay cerca de mil bodegas subterráneas. La localidad está en el interior del Parque Natural de Arribes del Duero.

La localidad zamorana de Fermoselle es conocida por su tipismo y por las impresionantes vistas que ofrece del río Duero y de todo su cauce. Pero no es el agua lo que corre por sus venas, sino el vino de sus más de mil bodegas subterráneas, comunicadas entre sí. Desde Fermoselle se distingue con nitidez la frontera con Portugal, aunque la población hunde sus raíces, sin dudar, en el paisaje único de la comarca de Sayago. Esta parte de Zamora es uno de aquellos territorios donde parece que el tiempo ha pasado de largo, preservando la vida tradicional y los paisajes. Estar literalmente en el interior del Parque Natural de Arribes del Duero ha contribuido a que, en los últimos años, la zona y sus atractivos se redescubran. Es un lugar que invita al paseo sin prisas y a descubrir que la vida hay que saborearla sorbo a sorbo. Arquitectura medieval y bodegas bajo tierra El gran escritor y filósofo Miguel de Unamuno dijo de Fermoselle: "Es un pueblecito cuyas casas parecen sembradas a voleo entre peñascales, a los que se agarran para no caer". Y, efectivamente, sus calles de granito blanco trepan con dificultad sobre el desnivel en el que se asientan. Muchas viviendas aprovechan la base de roca para utilizarla como cimientos, disponiéndose muy juntas y formando pasos estrechos, como en la calle La Nogal, en la que también abundan las bodegas. El conjunto estaba rodeado de murallas en la época medieval, pero hoy solo queda en pie una puerta, a la que llaman El Arco. Dentro del pueblo, también son interesantes la iglesia románica de Nuestra Señora de la Asunción, que guarda un Cristo articulado del siglo XVII, y el templo románico del siglo XII de Santa Colomba, en la parte alta de la villa. Por todos sus valores, Fermoselle ha sido declarado conjunto histórico-artístico. Desde Fermoselle, se contempla sin problemas el paso del río Tormes, en particular si nos encaramamos al mirador de Torojón o Torrejón. El hito se encuentra en la parte más alta del pueblo y está formado por diversos peñones, desde donde se divisa todo el casco antiguo y los campos circundantes. Después de contemplar el lugar desde arriba, llega la hora de perderse en sus entrañas. Como Fermoselle creció sobre la roca, las bodegas de las casas se labraron en la misma. Hoy hay cerca de mil bodegas subterráneas y las más características se encuentran en la calle Requejo.

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